La investigación examina, por primera vez, cómo un jardín de aclimatación y la plantación y el diseño de avenidas, riberas de ríos y cerros áridos fueron prototipos de paisaje que proporcionaron espacios recreativos y sirvieron como símbolos de poder al reflejar una relación dinámica entre las prácticas botánicas y la toma de decisiones políticas, al tiempo que demostraron los múltiples significados del paisaje como orden y disposición artificial de la naturaleza.
El trabajo revela la existencia de una cultura arbórea en la capital chilena, llevada a cabo por un grupo diverso de habitantes que inadvertidamente enlazaron hilos políticos, económicos y sociales en una red incipiente, pero influyente, que, entre la década de 1830 y la de 1930, cambió el rostro y la estructura colonial de la ciudad mediante la implementación de un conjunto artificial de operaciones de paisaje que definen la ciudad hasta el día de hoy.
Santiago en 1964: Alameda de las Delicias (1), Quinta Normal de Agricultura (2), sistema de parques de ribera en torno al Mapocho (3) y Cerro San Cristóbal (4) · Fuente: Archivo Visual de Santiago, www.archivovisual.cl